La respuesta simple a esta pregunta es que los cristianos estamos bajo una ley diferente que la ley de Israel. Israel estaba bajo la ley de Moisés, que le fue dada por Dios en el monte Sinaí (Éxodo 19-31). Esta ley siguió vigente hasta que Jesucristo murió en la cruz (Colosenses 2:14). Jesús fue israelita, y la ley de Moisés estuvo vigente durante Su vida. Por lo tanto, Jesús cumplió la ley de Moisés para ser fiel a Dios. Esta es la razón por la cual Jesús adoró en la sinagoga el día de reposo. La ley de Moisés enseñaba: “Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu obra, pero el séptimo día es día de reposo para el Señor tu Dios. No harás en él trabajo alguno, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu ganado, ni el extranjero que está contigo” (Éxodo 20:8-10), “Jesús llegó a Nazaret, donde había sido criado, y según Su costumbre, entró en la sinagoga el día de reposo, y se levantó a leer.” (Lucas 4:16)

Mientras Jesús vivía en la tierra, guardó la ley de Moisés, y enseñó a otros que hicieran lo mismo. En el sermón del monte, Jesús dijo: “No piensen que he venido para poner fin a la Ley o a los Profetas; no he venido para poner fin, sino para cumplir. Porque en verdad les digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, no se perderá ni la letra más pequeña ni una tilde de la Ley hasta que toda se cumpla” (Mateo 5:17-18). Fíjate en que Jesús dijo que nada se perdería de la ley hasta que toda la palabra se cumpliera.

Jesús cumplió todo lo que fue escrito en el Antiguo Testamento—la Ley, los Salmos, y los Profetas. “Después Jesús les dijo: Esto es lo que Yo les decía cuando todavía estaba con ustedes: que era necesario que se cumpliera todo lo que sobre Mí está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos.” (Lucas 24:44)

El propósito de la ley dada a Israel en el monte Sinaí, la Ley de Moisés, se ve claramente en la epístola a los gálatas: “Entonces, ¿para qué fue dada la Ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniera la descendencia a la cual había sido hecha la promesa, Ley que fue promulgada mediante ángeles por mano de un mediador” (Gálatas 3:19). La Ley sería vigente “hasta que viniera la descendencia.” Esta descendencia prometida fue Jesucristo (Génesis 3:15; 12:1-3; Gálatas 3:16).

Fíjate también: “De manera que la Ley ha venido a ser nuestro guía para conducirnos a Cristo, a fin de que seamos justificados por la fe. Pero ahora que ha venido la fe, ya no estamos bajo el guía” (Gálatas 3:24, 25). Si ya no estamos bajo la Ley de Moisés, obviamente la ley del día de reposo no es obligatoria para nosotros hoy en día.

¿Cuándo la Ley de Moisés dejó de ser una ley obligatoria para el pueblo de Dios? La respuesta es que dejó de ser vigente cuando Jesús murió en la cruz, y así la cumplió. Fíjate: “Pero ahora en Cristo Jesús, ustedes, que en otro tiempo estaban lejos, han sido acercados por la sangre de Cristo. Porque El mismo es nuestra paz, y de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, poniendo fin a la enemistad en Su carne, la Ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en El mismo de los dos un nuevo hombre, estableciendo así la paz...” (Efesios 2:13-15) Jesús puso fin a la ley de los mandamientos (la ley de Moisés que incluía el mandamiento de guardar el día de reposo, Éxodo 20:8). Puso fin a la Ley “en Su carne,” es decir, a través de Su muerte en la cruz (Colosenses 2:14-17).

La ley nueva, la Ley de Cristo, entró en vigencia el día de Pentecostés (Hechos 2). En aquel día también fue establecida la iglesia de Cristo (Hechos 2:36-47). Desde entonces, vemos el ejemplo de que los cristianos se reunían para adorar a Dios el primer día de la semana, que es domingo. “El primer día de la semana, cuando estábamos reunidos para partir el pan, Pablo les hablaba, pensando salir al día siguiente, y prolongó su discurso hasta la medianoche” (Hechos 20:7). “Que el primer día de la semana, cada uno de ustedes aparte y guarde según haya prosperado, para que cuando yo vaya no se recojan entonces ofrendas” (1 Corintios 16:2).

En resumen, ¿por qué los cristianos se reúnen para adorar cada domingo, el primer día de la semana, en vez de sábado, el séptimo día de la semana? Está claro lo que enseña la Biblia. La Ley de Moisés que incluyó el mandamiento sobre el día de reposo, fue dada a la nación de Israel solamente. Siguió vigente hasta que Cristo murió en la cruz. La Ley de Cristo, que empezó en el día de Pentecostés, es la ley de Dios para toda la humanidad de hoy. La Ley de Cristo nos enseña a reunirnos el domingo, el primer día de la semana. Este es el día en que nuestro Señor resucitó de los muertos (Mateo 28:1; Marcos 16:2-6; Lucas 24:1; Juan 20:1). El día en que la iglesia tuvo su inicio, el día de Pentecostés, también fue el primer orgdía de la semana (Levítico 23:9-16). Así podemos ver la razón por la cual el Señor escogió el primer día de la semana para ser el día de adoración para los cristianos.