La Biblia nos enseña que el pecado es trangresión contra la ley de Dios (1 Juan 3:4). Todos los que saben la diferencia entre el bien y el mal han pecado (Romanos 3:23). Nuestros pecados nos separan de Dios (Isaías 59:1-2). El castigo por pecado es la muerte (Romanos 6:23). Ésta es “la muerte segunda” que es “el lago que arde con fuego” (Apocalipsis 21:8).

Dios nos ama. Él no quiere que seamos castigados por nuestro pecado. Por eso ha provisto una manera en que podemos tener perdón (Juan 3:16). Dios envió a Su Hijo unigénito, Jesucristo, a morir por nuestros pecados (1 Juan 4:10). Jesús sufrió el castigo que deberíamos de haber recibido nosotros por nuestros pecados (Isaías 53:4-6). No sufrió por Sus propios pecados, porque no tenía pecado (2 Corintios 5:21). Sufrió en la cruz por nuestros pecados para que fuéramos perdonados (Romanos 5:6-8); 1 Pedro 2:24). Para ser perdonados, y así recibir la vida eterna, debemos de aceptar la salvación que Jesús ha hecho posible. Hay cinco pasos que debemos de tomar para alcanzar la salvación.

Oír

Primero, debemos oír el Evangelio de Jesucristo. La Biblia enseña que “la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Romanos 10:17). Si los padres de una persona son cristianos, eso no implica que esa persona es cristiana. No se puede heredar la fe (Ezequiel 18:20). Cada persona debe creer en Jesucristo por sí mismo. El cristianismo es una religión de enseñanza (Mateo 28:19-20). Si uno no ha oído el Evangelio y aprendido que Jesucristo murió por sus pecados, fue sepultado, y resucitó de los muertos, éste no puede ser salvo. El apóstol Pablo escribió: “¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?” (Romanos 10:14). Uno debe primeramente oír el Evangelio, y después podrá creerlo.

Creer

Segundo, uno debe creer que Jesús es el Cristo, el Hijo del Dios viviente (Mateo 16:16). Jesús dijo: “si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis” (Juan 8:24). El carcelero en Filipos les preguntó a Pablo y a Silas, “Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?” Le dijeron “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa” (Hechos 16:30-31). Jesús también dijo: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado” (Marcos 16:16). Uno llega a creer en Jesucristo al oír la enseñanza del Evangelio. La fe viene solamente al oír la Palabra de Dios (Romanos 10:17). Por eso, es tan importante que el Evangelio sea predicado por todo el mundo (Marcos 16:15).

Arrepentirse

Tercero, uno debe de arrepentirse de sus pecados para ser salvo (Hechos 17:30-31). Jesús mandó que “se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén” (Lucas 24:47). El arrepentimiento es el resultado de sentir pena por los pecados que se han cometido (2 Corintios 7:10). En el día de Pentecostés, cuando los judíos se enteraron de que ellos habían crucificado al Hijo de Dios, “se compungieron de corazón” (Hechos 2:37). Querían ser perdonados de sus pecados, así que preguntaron “¿Qué haremos?” Se les dijo “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados...” (Hechos 2:37-38). Al arrepentirse, una persona vuelve la espalda a sus pecados (1 Tesalonicenses 1:9). Para mostrar que se ha arrepentido, hará buenas obras (Mateo 3:8).

Confesar

Cuarto, uno debe confesar que Jesús es el Cristo, el Hijo del Dios viviente (Mateo 16:16). Esta gran verdad es la fundación misma sobre la cual está edificada la iglesia de Cristo (Mateo 16:18; Hechos 4:11-12; 1 Corintios 3:11). Jesús dijo que debemos estar dispuestos a confesarle ante los hombres si queremos que Él nos confiese a nosotros ante el Padre (Mateo 10:32-33). El apóstol Pablo escribió: “Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación” (Romanos 10:8-10). Cuando Felipe predicó a Jesús al eunuco etíope, el eunuco le preguntó: “¿qué impide que yo sea bautizado?” Felipe le dijo que pudiera ser bautizado si creyera. Entonces confesó el eunuco: “Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios” (Hechos 8:35-38). Nosotros también debemos hacer esta confesión sencilla e importante para ser salvo.

Ser bautizado

Quinto, uno debe ser bautizado para ser salvo. Jesús dijo: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo” (Marcos 16:16). Fíjate que el bautismo sigue el creer. Alguien que no cree en el Evangelio no puede ser bautizado verdaderamente. Por eso, los bebés no pueden ser bautizados, porque son demasiado inmaduros para (1) tener pecado, (2) oír el Evangelio, (3) arrepentirse del pecado, (4) confesar que Jesucristo es el Hijo de Dios. El bautismo también sigue el  arrepentimiento. En el día de Pentecostés, Pedro les dijo a los que preguntaron cómo ser salvo “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros...” (Hechos 2:38). Alguien que no se ha arrepentido verdaderamente no se puede bautizar de verdad.

El bautismo es una sepultura en agua (Romanos 6:3-4; Colosenses 2:12). Eso excluye otros supuestos métodos de bautismo, como rociar o verter agua sobre la persona. El propósito del bautismo es ser salvo (Marcos 16:16; 1 Pedro 3:21). ¡No es posible ser salvo antes del bautismo! El bautismo es “para perdón de los pecados” (Hechos 2:38). Así como Jesús derramó su sangre para perdonar pecado (Mateo 26:28), nosotros somos bautizados para recibir perdón de los pecados. En el bautismo, los pecados del pecador son lavados por la sangre de Jesús (Hechos 22:16).

¿Qué se debe hacer para ser perdonado
de los pecados?
Es necesario

1. Oír el Evangelio de Cristo;

2. Creer que Jesucristo es el Hijo de Dios;

3. Arrepentirse de todos los pecados pasados;

4. Confesar que Cristo es el Hijo de Dios;

5. Ser bautizado para perdón de los pecados.

Al hacer todo esto, una persona es añadida por el Señor a Su iglesia (Hechos 2:41, 47). Nace de nuevo ( Juan 3:3-5; 2 Corintios 5:17). Está en Cristo, donde se encuentran todas las bendiciones espirituales (Efesios 1:3; Gálatas 3:26-27). En resumen, es cristiano (Hechos 11:26; 26:28; 1 Pedro 4:16).

¿Eres tú salvo de tus pecados? Has tomado estos pasos sencillos para tener la salvación? Si no, ¿por qué no lo haces hoy?