Hay muchas denominaciones, o sea iglesias hechas por hombres, y cada una tiene un fundador diferente. Cada una empezó en un tiempo y lugar diferente. Cada una lleva un nombre diferente de los demás. Cada una adora a Dios en su propia forma. Las denominaciones también se diferencian las unas de las otras en cuanto a su organización. Enseñan diversas doctrinas. Enseñan diversas maneras para ser salvo.

Es raro que los que pretenden creer en la Biblia acepten tal confusión. Millones nunca dudan de ella. Otros la excusan, diciendo: “Todos vamos al cielo. Solo es que tomamos caminos diferentes.” Algunos dicen: “Todas las iglesias valen igual.” Otros nos dicen “Únete a la iglesia que te gusta.”

¿A Dios le importa qué iglesia elegimos? ¿Hay una iglesia revelada en la Biblia? Si Jesús estableció una iglesia, ¿no es verdad que deberíamos ser parte de esa iglesia, y no de una hecha por hombres? ¿Qué dice la Biblia?

La Biblia condena la división

Jesús oró que todos los que creían en Él fueran uno (Juan 17:20-23). Pablo reprende a la iglesia en Corinto por estar dividida: “Les ruego, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que todos se pongan de acuerdo, y que no haya divisiones entre ustedes, sino que estén enteramente unidos en un mismo sentir y en un mismo parecer” (1 Corintios 1:10). Los cristianos hemos sido mandados a vigilar a los que enseñan otra doctrina, y así causan disensiones (Romanos 16:16, 17).

Una sola iglesia

Jesús prometió: “sobre esta roca edificaré Mi iglesia” (Mateo 16:18). No prometió edificar muchas denominaciones—¡prometió edificar Su propia iglesia! Él murió por Su iglesia (Hechos 20:28; Efesios 5:25). No hay ningún pasaje en la Biblia que diga que Jesús edificó una denominación. La Biblia tampoco dice que Jesús murió por una iglesia establecida por hombres. Él murió por una sola iglesia, la que compró con Su propia sangre.

La iglesia es el cuerpo de Cristo (Efesios 1:22-23). Hay un solo cuerpo (Efesios 4:4). Por ende, ¡hay tan solo una iglesia! Jesús es el Salvador de Su cuerpo (Efesios 5:25). Si queremos ser salvos, debemos estar en Su cuerpo. ¡No es posible tener salvación en una iglesia hecha por hombres!

La iglesia tuvo su inicio en Jerusalén, en el año 33 d.C.

Jesús prometió edificar Su iglesia (Mateo 16:18). Los profetas predijeron que la iglesia iba a ser edificada durante “los postreros días” en Jerusalén (Isaías 2:2, 3; Joel 2:28-32). Jesús les dijo a Sus apóstoles que esperaran en Jerusalén por la venida del Espíritu Santo (Hechos 1:4-8). El Espíritu vino sobre ellos en el día de Pentecostés (Hechos 2:1-13). Pedro dijo que esto fue el cumplimiento de la profecía de Joel (Hechos 2:16-21). Predicó el evangelio a la gente. Después de oír, creer, arrepentirse, y ser bautizados, fueron añadidos por el Señor a Su iglesia (Hechos 2:22-47). Todos los que hoy en día obedecen el mismo evangelio en la misma manera, serán añadidos por el mismo Señor a la misma iglesia.

Jesús es la Cabeza

Él es también la cabeza del cuerpo que es la iglesia. Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, a fin de que Él tenga en todo la primacía” (Colosenses 1:18). La Biblia nunca menciona que un ser humano haya sido la cabeza de la iglesia. No hay ningún predicador, pastor, sacerdote, papa, presidente, patriarca, consejo, o comité sobre la única iglesia verdadera. ¡Cristo es su única cabeza! La sede de la única iglesia verdadera está en los cielos, donde está Jesucristo, la cabeza (Hechos 2:33-36).

Las congregaciones son independientes

Aunque hay un solo cuerpo, los cristianos en cada área se reúnen en distintas congregaciones para adorar a Dios. Pablo escribió a los cristianos en Roma: “Todas las iglesias de Cristo los saludan” (Romanos 16:16). No estaba hablando a distintas denominaciones, sino a asambleas de cristianos en diferentes áreas. Estas congregaciones componen el cuerpo de Cristo. Pablo dirigió su carta a los santos en Corinto a “a la iglesia de Dios que está en Corinto” (1 Corintios 1:2). Pidió que los ancianos de la iglesia en Éfeso se reunieran con Él en Mileto (Hechos 20:17). Habló de “las iglesias de Galacia,” refiriéndose a las asambleas de cristianos en cada ciudad de Galacia (Gálatas 1:2).

Aparte de Cristo, que reina desde el cielo, la única iglesia verdadera no cuenta con una organización central. Cada congregación se gobierna a sí misma, y queda independiente de todas la otras congregaciones. Cada una tiene sus propios ancianos, que también se conocen como obispos (supervisores) y pastores. La iglesia en Antioquía envió una contribución a los ancianos de la iglesia en Jerusalén (Hechos 11:29, 30). Pablo y Bernabé “les designaron a ancianos en cada iglesia” (Hechos 14:23). Pablo llamó a los ancianos de la iglesia en Éfeso (Hechos 20:17). Escribió a los santos en Filipos “incluyendo a los obispos y diáconos” (Filipenses 1:1). Los ancianos solo tienen autoridad sobre la congregación local de la cual son miembros (1 Pedro 5:1, 2).

Hay un patrón de adoración

La iglesia en la Biblia se reunía el primer día de la semana (Hechos 20:7; 1 Corintios 16:1, 2). Adoró en “espíritu y en verdad” (Juan 4:24). Comieron la cena del Señor (Mateo 26:26-29; Hechos 20:7; 1 Corintios 11:23-26). Cantaron alabanzas a Dios sin instrumentos musicales hechos por hombres (Efesios 5:19; Colosenses 3:16; Hebreos 13:15). Ofrecieron oraciones a Dios por medio de Jesucristo (1 Timoteo 2:1-8). Escucharon la predicación de la Palabra de Dios (Hechos 2:42; 20:7; Mateo 28:20). Dieron según habían prosperado (1 Corintios 16:1, 2).

Nombres de la iglesia y de sus miembros

En muchos casos, una denominación lleva el nombre de su fundador. En otros casos, su nombre tiene que ver con su doctrina. Otras llevan el nombre del lugar en donde fue establecida. La iglesia en la Biblia honra a Dios con su nombre. Se llama “la iglesia de Dios” (1 Corintios 1:2) y “la iglesia de Cristo” (Mateo 16:18; Romanos 16:16). Los miembros se llaman “discípulos” porque son estudiantes de Jesús (Hechos 6:1). Se llaman también “santos” porque son puestos aparte del mundo (1 Corintios 1:2; Filipenses 1:1). Se llaman “hijos de Dios” porque han nacido de nuevo en la familia de Dios (Juan 3:3-5; 1 Juan 3:1). A veces se llaman también “creyentes” porque confían en Jesucristo para salvarlos (Hechos 5:14; Juan 8:24). Son “miembros” porque son partes del mismo cuerpo (1 Corintios 12:27). Los miembros de la iglesia de la Biblia también se llaman “cristianos.” El profeta Isaías profetizó que Dios le daría este nombre nuevo a Su pueblo (Isaías 62:2; Hechos 11:26; 26:28; 1 Pedro 4:16).

Cómo entrar en la única iglesia verdadera

Una persona entra en la única iglesia verdadera cuando obedece el evangelio (Romanos 6:16-18; 1 Pedro 1:22, 23). Esta obediencia incluye el oír la Palabra de Dios (Romanos 10:17), creer en Jesucristo como el Hijo de Dios (Marcos 16:16), arrepentirse de sus pecados (Hechos 2:38), confesar que Jesucristo es el Hijo de Dios (Hechos 8:37), y ser sepultado en el bautismo por perdón de pecados (Romanos 6:3, 4; Gálatas 3:26, 27). Cuando una persona obedece estos mandamientos, el Señor la añade a Su iglesia (Hechos 2:47; 1 Corintios 12:13).

Las denominaciones no tienen el derecho de existir. Van a ser destruidas por el Señor cuando venga (Mateo 15:13). Solamente la iglesia establecida por Jesucristo va a ser salva (Efesios 5:23-27). No arriesgues tu salvación en una iglesia hecha por hombres. ¡Obedece el evangelio, y el Señor te añadirá a Su iglesia!