La iglesia de Cristo no es una denominación fundada por hombres, y no es parte de ninguna organización religiosa fundada por hombres. Tuvo su origen en el Cielo en la mente de Dios y fue fundada en la Tierra en la ciudad de Jerusalén el primer día de Pentecostés después de la resurrección de Jesucristo, el Señor (Efesios 3:8-11; Hechos 2). Los miembros de la iglesia de Cristo no colaboran con las denominaciones; más bien imploran a que todos los creyentes en Jesucristo presten atención a Su oración por la unidad, y que sean uno en Su cuerpo comprado con sangre, el cual es la iglesia (Juan 17:20-21; Efesios 4:4-6; Hechos 20:28).

Jesucristo mismo es la fundación de la iglesia de Cristo (1 Corintios 3:11). Un edificio no puede ser más fuerte que su fundación, y este principio es verdad en cuanto a la iglesia también. Si una iglesia es construida sobre hombres o sobre un credo humano, va a caer. Solo Jesucristo tiene el derecho de construir la iglesia, porque solo Él es “el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Mateo 16:13-19).

La creencia, o credo de la iglesia de Cristo está basada en el hecho de que Jesús es el Cristo, “el Hijo del Dios viviente” (Mateo 16:16). Justo antes de volver al Cielo, Jesús les mandó a Sus apóstoles: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.” (Mateo 28:19-20) Los apóstoles y evangelistas del primer siglo, bajo la dirección del Espíritu Santo, escribieron las enseñanzas de Jesús. Esto es lo que tenemos en el Nuevo Testamento. No tenemos ninguna otra ley, ni guía, ni estándar de autoridad. Este credo verdaderamente no tiene necesidad de revisión. Es completamente adecuado para las condiciones variables de los hombres de todos los países, culturas, y climas del mundo, durante todas las edades hasta que venga Jesús de nuevo (2 Timoteo 3:16-17).

La iglesia de Cristo y sus miembros solo llevan nombres que se encuentran en la Biblia. En Hechos 11:26 leemos que “a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía.” Los miembros de la iglesia llevan este nombre que fue dado divinamente, y así le dan honra a Cristo. En Romanos 16:16 leemos “Os saludan todas las iglesias de Cristo.” Cristo dijo “edificaré mi iglesia” (Mateo 16:18). El nombre “iglesia de Cristo” simplemente quiere decir que la iglesia pertenece a Cristo, porque Él la compró y la construyó. La salvación solo se encuentra en el nombre de Cristo (Hechos 4:11-12).

La adoración de la iglesia de Cristo aparece claramente en el Nuevo Testamento. Jesús dijo: “Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren” (Juan 4:24). Los cristianos adoran cada domingo, el primer día de la semana, el “día del Señor” (Hechos 20:7; 1 Corintios 16:2; Apocalipsis 1:10). Las partes de la adoración especificadas por Dios son: cantos, predicación, oración, la ofrenda, y la Cena del Señor (Colosenses 3:16; 1 Timoteo 2:1-2; Hechos 20:7; 2 Timoteo 4:2; 1 Corintios 16:1-2).

La música de la iglesia de Cristo es el canto. Este es el único tipo de música autorizada por Dios en Su palabra para la adoración de la iglesia (Colosenses 3:16; Efesios 5:19). El canto se requiere para todos los cristianos, no solamente algunos. Coros, cuartetos, solos, y grupos corales no se mencionan en el Nuevo Testamento. Por eso, no hay autoridad por tales cosas. Instrumentos musicales tales como pianos, órganos, tambores, guitarras, etcétera tampoco se mencionan en el Nuevo Testamento. Usar tal música en adoración es pecado, porque el que lo hace va más allá de lo que Dios ha escrito. (2 Juan 9-11; Apocalipsis 22:18-19).

Las finanzas de la iglesia de Cristo son ofrendas libremente dadas por los miembros, según hayan prosperado. La ofrenda se da el primer día de la semana cuando se reúnen los cristianos para adorar (1 Corintios 16:1-2; 2 Corintios 9:7). La ofrenda debe de usarse para la obra de la iglesia, incluyendo predicando el evangelio y ayudando a los necesitados (Marcos 16:15; 2 Timoteo 2:2; Gálatas 6:10). Otras maneras de recaudar dinero para la obra de la iglesia (por ejemplo ventas de garaje, subastas, cenas, festivales, impuestos, y diezmos) no nos son mandadas en el Nuevo Testamento, así que no se encuentran bajo la autoridad de Cristo (2 Juan 9-11).

La organización de la iglesia de Cristo sigue el patrón sencillo dado en el Nuevo Testamento. Jesucristo es la única cabeza de la iglesia (Efesios 1:22-23; Colosenses 1:18). La sede de la iglesia de Cristo está en el Cielo donde está la cabeza, Jesucristo (Hechos 1:9-11; 2:30-33). Los cristianos en cada comunidad se reúnen para adorar y servir a Dios (Hechos 20:6-7; 1 Corintios 1:1-2). Cada una de estas congregaciones es una “iglesia de Cristo” y como una unidad, son las “iglesias de Cristo” (Romanos 16:16). Cada congregación es autónoma bajo Jesucristo, la cabeza, y tiene por líderes a un grupo de hombres llamados “ancianos” (Hechos 14:23), “obispos” (Filipenses 1:1), o “pastores” (Efesios 4:11). Todos estos nombres se refieren a la misma posición (Hechos 20:17, 28; Tito 1:5, 7; 1 Pedro 5:1-4). Estos líderes deben cumplir todos los requisitos dados por Dios para poder servir como ancianos (1 Timoteo 3:1-7; Tito 1:5-9). Los diáconos son los servidores de la iglesia (Filipenses 1:1; 1 Timoteo 3:8-13)y ellos también deben cumplir suspropios requisitos para poder servir.Los evangelistas son predicadoresdel Evangelio (2 Timoteo 4:1-5). Unevangelista puede servir a la iglesia ensu localidad, o llevar el Evangelio a otraspartes (1 Timoteo 1:3; Hechos 8:5-40; 21:8-9).

Los miembros de la iglesia de Cristo son los que oyen el Evangelio de Cristo, creen en Jesucristo, el Hijo de Dios, se arrepienten de todos sus pecados, confiesan que Jesús es el Cristo, el Hijo del Dios viviente, y se bautizan (son enterrados) en agua para perdón de pecados (Romanos 10:17; Juan 8:24; Hechos 17:30-31; Hechos 8:37; Romanos 10:9-10; Hechos 2:38; Romanos 6:4). Los miembros que perseveran hasta la muerte recibirán la corona de la vida (Apocalipsis 2:10; Gálatas 6:7-9).

La Biblia solamente habla de una iglesia, la iglesia de Cristo (Efesios 4:4; Colosenses 1:18). Cristo ha prometido salvar a Su iglesia en el día final (Efesios 5:23). No habrá salvación para los que están fuera de Cristo, sino más bien “sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder” (2 Tesalonicenses 1:7-9).

¿Por qué no te haces miembro de la iglesia de Cristo hoy, para recibir la vida eterna?