Los gentiles del primer siglo eran muy malos y pecaminosos. Ellos rehusaron creer en Dios. Hicieron ídolos y los adoraban. “Por lo cual Dios los entregó a la impureza en la lujuria de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos” (Romanos 1:24). Se bajaron tanto que practicaban la perversión que se conoce como la homosexualidad. “Por esta razón Dios los entregó a pasiones degradantes; porque sus mujeres cambiaron la función natural por la que es contra la naturaleza. De la misma manera también los hombres, abandonando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lujuria unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos el castigo correspondiente a su extravío” (Romanos 1:26, 27).
Algunos hoy en día nos dicen que la homosexualidad es algo normal y correcto. Pero ¿qué dice la Biblia?
Nuestro Señor nos dice lo que es normal y correcto en cuanto a relaciones sexuales: “Jesús les respondió: ‘¿No han leído que Aquél que los creó, desde el principio los hizo varón y hembra, y dijo: “por esta razón el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne”? Así que ya no son dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios ha unido, ningún hombre lo separe’” (Mateo 19:4-6).
Muchos líderes religiosos defienden la práctica de personas teniendo relaciones sexuales con otros del mismo sexo. La Iglesia Unida Metodista en los Estados Unidos ha recomendado que sus miembros consideren gente homosexual como “personas de valor sagrado” y que los acepten en comunión. La Iglesia Evangélica Luterana de los Países Bajos dice que los homosexuales pueden hacerse “ministros ordenados” en su denominación. Otras denominaciones también han aceptado totalmente a los homosexuales, sin requerir que se arrepientan de su pecado.
Hoy hay mucha confusión hoy en cuanto a la diferencia entre el bien y el mal. Esto fue el caso también en los días del profeta Isaías. Isaías escribió: “¡Ay de los que llaman al mal bien y al bien mal, Que tienen las tinieblas por luz y la luz por tinieblas, Que tienen lo amargo por dulce y lo dulce por amargo” (Isaías 5:20). Aunque mucha gente dice que la homosexualidad está bien, ¡eso no significa que sea así!
Algunos dicen que no debemos hablar sobre la homosexualidad, porque es un asunto político. Sin embargo, fue un asunto moral mucho antes de que se volviera un asunto político. La Biblia enseña que la homosexualidad es pecado. Si una persona no se arrepiente de ser homosexual, esta persona será perdida por la eternidad (Gálatas 5:19-21).
El primer ejemplo de homosexualidad en la Biblia se encuentra en la ciudad de Sodoma. La maldad de esta ciudad se describe en Génesis 19:4-7. Hombres, tanto jóvenes como viejos, quisieron tener relaciones sexuales con los hombres visitantes de Lot. El Nuevo Testamento menciona este evento vergonzoso y confirma que fue algo que realmente ocurrió (Mateo 11:23-24; Judas 7; 2 Pedro 2:6-8). Dios destruyó a Sodoma y Gomorra a causa de esta perversión terrible. Los pecados de estas dos ciudades sirven como estándar a otros pecados (Isaías 3:9; 13:19; Jeremías 23:14; Mateo 11:23-24).
La Ley que Dios le dio a Israel en el monte Sinaí condenó la práctica de homosexualidad. “No te acostarás con varón como los que se acuestan con mujer; es una abominación...No se contaminen con ninguna de estas cosas, porque por todas estas cosas se han contaminado las naciones que voy a echar de delante de ustedes” (Levítico 18:22, 24). “Si alguien se acuesta con varón como los que se acuestan con mujer, los dos han cometido abominación; ciertamente han de morir. Su culpa de sangre sea sobre ellos” (Levítico 20:13). “Ninguna mujer de Israel será ramera de culto pagano; tampoco ninguno de los Israelitas será sodomita de culto pagano. No traerás la paga de una ramera ni el sueldo de un perro a la casa del SEÑOR tu Dios para cualquier ofrenda votiva, porque los dos son abominación para el SEÑOR tu Dios” (Deuteronomio 23:17-18). La palabra “perro” aquí es un término que los israelitas antiguos utilizaban para referirse a un prostituto homosexual. No habrá “perros” en el cielo (Apocalipsis 22:14-15).
El Nuevo Testamento también deja muy claro que los homosexuales nos alcanzarán llegar al cielo si no se arrepienten de su pecado. El apóstol Pablo escribió: “¿O no saben que los injustos no heredarán el reino de Dios? No se dejen engañar: ni los inmorales, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los difamadores, ni los estafadores heredarán el reino de Dios. Y esto eran algunos de ustedes; pero fueron lavados, pero fueron santificados, pero fueron justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios” (1 Corintios 6:9-11; léa también 1 Timoteo 1:8-10).
¿Pueden ser salvos los homosexuales? Dios ama a todas las personas (Juan 3:16). Quiere que todos sean salvos (1 Timoteo 2:4). Los homosexuales pueden
ser salvos de la misma manera que otros pecadores. Deben oír y creer el evangelio de Jesucristo (Romanos 10:17; Juan 8:24). Deben arrepentirse de todos sus pecados (Hechos 2:38; 17:30-31). Esto significa que van a dejar de practicar el pecado de homosexualidad. Deben confesar que Jesucristo es el Hijo de
Dios (Hechos 8:37; Romanos 10:10). Y deben ser bautizados en el nombre de Jesucristo para el perdón de sus pecados (Hechos 2:38; Romanos 6:3, 4). Fíjate
en lo que Pablo dijo en cuanto a los malhechores en Corinto que habían obedecido el evangelio: “Y esto eran algunos de ustedes; pero fueron lavados, pero
fueron santificados, pero fueron justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios” (1 Corintios 6:11). Al convertirse en cristianos, dejaron de hacer sus prácticas pecaminosas. Esto nos enseña que las personas pueden cambiar.
La sociedad pone mucha presión a los cristianos para que ignoren el pecado. Hoy en día no es bien visto ser firme contra el pecado. Tampoco lo fue para los profetas del Antiguo Testamento. ¡Pero así lo hicieron de todos modos! No fue nada fácil para los cristianos del primer siglo predicar el evangelio al mundo pagano, ¡pero así hicieron! No será fácil hoy, pero debemos obedecer a Dios (Hechos 5:29).
Los homosexuales son culpables de un pecado terrible. ¡Van a sufrir castigo eterno si no se arrepienten! (Romanos 6:23) Sin embargo, Dios los ama, y los perdonará si verdaderamente se arrepienten.
Algunos hoy en día nos dicen que la homosexualidad es algo normal y correcto. Pero ¿qué dice la Biblia?
Nuestro Señor nos dice lo que es normal y correcto en cuanto a relaciones sexuales: “Jesús les respondió: ‘¿No han leído que Aquél que los creó, desde el principio los hizo varón y hembra, y dijo: “por esta razón el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne”? Así que ya no son dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios ha unido, ningún hombre lo separe’” (Mateo 19:4-6).
Muchos líderes religiosos defienden la práctica de personas teniendo relaciones sexuales con otros del mismo sexo. La Iglesia Unida Metodista en los Estados Unidos ha recomendado que sus miembros consideren gente homosexual como “personas de valor sagrado” y que los acepten en comunión. La Iglesia Evangélica Luterana de los Países Bajos dice que los homosexuales pueden hacerse “ministros ordenados” en su denominación. Otras denominaciones también han aceptado totalmente a los homosexuales, sin requerir que se arrepientan de su pecado.
Hoy hay mucha confusión hoy en cuanto a la diferencia entre el bien y el mal. Esto fue el caso también en los días del profeta Isaías. Isaías escribió: “¡Ay de los que llaman al mal bien y al bien mal, Que tienen las tinieblas por luz y la luz por tinieblas, Que tienen lo amargo por dulce y lo dulce por amargo” (Isaías 5:20). Aunque mucha gente dice que la homosexualidad está bien, ¡eso no significa que sea así!
Algunos dicen que no debemos hablar sobre la homosexualidad, porque es un asunto político. Sin embargo, fue un asunto moral mucho antes de que se volviera un asunto político. La Biblia enseña que la homosexualidad es pecado. Si una persona no se arrepiente de ser homosexual, esta persona será perdida por la eternidad (Gálatas 5:19-21).
El primer ejemplo de homosexualidad en la Biblia se encuentra en la ciudad de Sodoma. La maldad de esta ciudad se describe en Génesis 19:4-7. Hombres, tanto jóvenes como viejos, quisieron tener relaciones sexuales con los hombres visitantes de Lot. El Nuevo Testamento menciona este evento vergonzoso y confirma que fue algo que realmente ocurrió (Mateo 11:23-24; Judas 7; 2 Pedro 2:6-8). Dios destruyó a Sodoma y Gomorra a causa de esta perversión terrible. Los pecados de estas dos ciudades sirven como estándar a otros pecados (Isaías 3:9; 13:19; Jeremías 23:14; Mateo 11:23-24).
La Ley que Dios le dio a Israel en el monte Sinaí condenó la práctica de homosexualidad. “No te acostarás con varón como los que se acuestan con mujer; es una abominación...No se contaminen con ninguna de estas cosas, porque por todas estas cosas se han contaminado las naciones que voy a echar de delante de ustedes” (Levítico 18:22, 24). “Si alguien se acuesta con varón como los que se acuestan con mujer, los dos han cometido abominación; ciertamente han de morir. Su culpa de sangre sea sobre ellos” (Levítico 20:13). “Ninguna mujer de Israel será ramera de culto pagano; tampoco ninguno de los Israelitas será sodomita de culto pagano. No traerás la paga de una ramera ni el sueldo de un perro a la casa del SEÑOR tu Dios para cualquier ofrenda votiva, porque los dos son abominación para el SEÑOR tu Dios” (Deuteronomio 23:17-18). La palabra “perro” aquí es un término que los israelitas antiguos utilizaban para referirse a un prostituto homosexual. No habrá “perros” en el cielo (Apocalipsis 22:14-15).
El Nuevo Testamento también deja muy claro que los homosexuales nos alcanzarán llegar al cielo si no se arrepienten de su pecado. El apóstol Pablo escribió: “¿O no saben que los injustos no heredarán el reino de Dios? No se dejen engañar: ni los inmorales, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los difamadores, ni los estafadores heredarán el reino de Dios. Y esto eran algunos de ustedes; pero fueron lavados, pero fueron santificados, pero fueron justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios” (1 Corintios 6:9-11; léa también 1 Timoteo 1:8-10).
¿Pueden ser salvos los homosexuales? Dios ama a todas las personas (Juan 3:16). Quiere que todos sean salvos (1 Timoteo 2:4). Los homosexuales pueden
ser salvos de la misma manera que otros pecadores. Deben oír y creer el evangelio de Jesucristo (Romanos 10:17; Juan 8:24). Deben arrepentirse de todos sus pecados (Hechos 2:38; 17:30-31). Esto significa que van a dejar de practicar el pecado de homosexualidad. Deben confesar que Jesucristo es el Hijo de
Dios (Hechos 8:37; Romanos 10:10). Y deben ser bautizados en el nombre de Jesucristo para el perdón de sus pecados (Hechos 2:38; Romanos 6:3, 4). Fíjate
en lo que Pablo dijo en cuanto a los malhechores en Corinto que habían obedecido el evangelio: “Y esto eran algunos de ustedes; pero fueron lavados, pero
fueron santificados, pero fueron justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios” (1 Corintios 6:11). Al convertirse en cristianos, dejaron de hacer sus prácticas pecaminosas. Esto nos enseña que las personas pueden cambiar.
La sociedad pone mucha presión a los cristianos para que ignoren el pecado. Hoy en día no es bien visto ser firme contra el pecado. Tampoco lo fue para los profetas del Antiguo Testamento. ¡Pero así lo hicieron de todos modos! No fue nada fácil para los cristianos del primer siglo predicar el evangelio al mundo pagano, ¡pero así hicieron! No será fácil hoy, pero debemos obedecer a Dios (Hechos 5:29).
Los homosexuales son culpables de un pecado terrible. ¡Van a sufrir castigo eterno si no se arrepienten! (Romanos 6:23) Sin embargo, Dios los ama, y los perdonará si verdaderamente se arrepienten.