En el mundo de hoy, se proclaman muchos caminos hacia la esperanza, la felicidad, y el Cielo. Hay muchas filosofías, religiones, e ideas, y cada uno cree que tiene la verdad definitiva.
Se aprecia mucho la vida humana. La mayoría de nosotros queremos vivir en la Tierra el más tiempo posible. En cada uno de nosotros se encuentra el deseo de vivir para siempre.
Pero solo hay un camino a la felicidad verdadera. Hay una sola verdad que puede librar a la gente. Solo hay una Vida que puede traer a los seres humanos la vida eterna. Jesucristo, el Hijo de Dios, es “el camino, y la verdad, y la vida.” Como profesó Jesús mismo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6).
Jesús es “el camino, y la verdad, y la vida” porque murió por nuestros pecados. Todos han pecado al transgredir la ley de Dios (Romanos 3:23; 1 Juan 3:4). La “paga del pecado es muerte” (Romanos 6:23). Esta es la segunda muerte, o sea el Infierno (Apocalipsis 21:8; Mateo 10:28). Por causa de nuestros pecados, merecemos pasar la eternidad en el Infierno, pero Dios en Su gran amor y misericordia envió a Su Hijo a morir en la cruz y pagar nuestra deuda de pecado (Juan 3:16-17; Romanos 5:6-10; 6:17-23).
Jesús es “el camino, y la verdad, y la vida” porque Él resucitó de los muertos. Antes de la venida de Cristo, lo que nos esperaba al fin del camino era un sepulcro oscuro sin esperanza. Pero Cristo venció a la muerte y resucitó del sepulcro. Ya que ha vencido a la muerte, Él puede darnos victoria sobre la muerte (1 Corintios 15:20-23; Apocalipsis 1:17-18). Jesús dijo “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá” (Juan 11:25).
Jesús es “el camino, y la verdad, y la vida” porque Él juzgará a todos en el día final (Hechos 17:30-31). Todos deben de comparecer ante Cristo y dar cuenta de su manera de vivir durante su tiempo en la Tierra. Pablo, un apóstol inspirado, escribió: “Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo” (2 Corintios 5:10).
Jesús es el único camino al Cielo. Solo Él es la verdad. Nadie puede tener vida eterna excepto por medio de Él. Para recibir las bendiciones que solo Cristo puede dar, uno debe creer en Jesucristo, el Hijo del Dios viviente, porque Jesús mismo dijo, “porque si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis” (Juan 8:24). También uno se debe arrepentir de sus pecados, porque Jesús dijo también “Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente” (Lucas 13:3). Nadie puede recibir las bendiciones que da Jesús si se avergüenza de Él. Jesús dijo, “A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 10:32-33). También es necesario ser bautizado en Cristo para recibir perdón de los pecados, y también todas las bendiciones que son disponibles solamente en Él. Jesús dijo, “El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado” (Marcos 16:16).
Verdaderamente, Jesucristo el Hijo de Dios es “el camino, y la verdad, y la vida.” Nadie puede ser salvo excepto por medio de Él. ¿Quieres obedecerle hoy, para que tengas paz, felicidad, y vida, no solamente en este mundo, sino también en el mundo que viene?
Se aprecia mucho la vida humana. La mayoría de nosotros queremos vivir en la Tierra el más tiempo posible. En cada uno de nosotros se encuentra el deseo de vivir para siempre.
Pero solo hay un camino a la felicidad verdadera. Hay una sola verdad que puede librar a la gente. Solo hay una Vida que puede traer a los seres humanos la vida eterna. Jesucristo, el Hijo de Dios, es “el camino, y la verdad, y la vida.” Como profesó Jesús mismo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6).
Jesús es “el camino, y la verdad, y la vida” porque murió por nuestros pecados. Todos han pecado al transgredir la ley de Dios (Romanos 3:23; 1 Juan 3:4). La “paga del pecado es muerte” (Romanos 6:23). Esta es la segunda muerte, o sea el Infierno (Apocalipsis 21:8; Mateo 10:28). Por causa de nuestros pecados, merecemos pasar la eternidad en el Infierno, pero Dios en Su gran amor y misericordia envió a Su Hijo a morir en la cruz y pagar nuestra deuda de pecado (Juan 3:16-17; Romanos 5:6-10; 6:17-23).
Jesús es “el camino, y la verdad, y la vida” porque Él resucitó de los muertos. Antes de la venida de Cristo, lo que nos esperaba al fin del camino era un sepulcro oscuro sin esperanza. Pero Cristo venció a la muerte y resucitó del sepulcro. Ya que ha vencido a la muerte, Él puede darnos victoria sobre la muerte (1 Corintios 15:20-23; Apocalipsis 1:17-18). Jesús dijo “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá” (Juan 11:25).
Jesús es “el camino, y la verdad, y la vida” porque Él juzgará a todos en el día final (Hechos 17:30-31). Todos deben de comparecer ante Cristo y dar cuenta de su manera de vivir durante su tiempo en la Tierra. Pablo, un apóstol inspirado, escribió: “Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo” (2 Corintios 5:10).
Jesús es el único camino al Cielo. Solo Él es la verdad. Nadie puede tener vida eterna excepto por medio de Él. Para recibir las bendiciones que solo Cristo puede dar, uno debe creer en Jesucristo, el Hijo del Dios viviente, porque Jesús mismo dijo, “porque si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis” (Juan 8:24). También uno se debe arrepentir de sus pecados, porque Jesús dijo también “Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente” (Lucas 13:3). Nadie puede recibir las bendiciones que da Jesús si se avergüenza de Él. Jesús dijo, “A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 10:32-33). También es necesario ser bautizado en Cristo para recibir perdón de los pecados, y también todas las bendiciones que son disponibles solamente en Él. Jesús dijo, “El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado” (Marcos 16:16).
Verdaderamente, Jesucristo el Hijo de Dios es “el camino, y la verdad, y la vida.” Nadie puede ser salvo excepto por medio de Él. ¿Quieres obedecerle hoy, para que tengas paz, felicidad, y vida, no solamente en este mundo, sino también en el mundo que viene?