La mayoría de las personas cree que todavía debemos seguir los Diez Mandamientos. ¿Es cierto esto? ¿Qué dice la Biblia?
Los Diez Mandamientos fueron dados a la nación de Israel en el Monte Sinaí después de su liberación de esclavitud en Egipto (Deuteronomio 4:13; 9:9, 10). Moisés dijo: “El SEÑOR nuestro Dios hizo un pacto con nosotros en Horeb. No hizo el SEÑOR este pacto con nuestros padres, sino con nosotros, con todos aquellos de nosotros que estamos vivos aquí hoy” (Deuteronomio 5:2-3). Esta fue una ley nueva que Dios había dado. No había sido dada a sus antepasados. ¡Fue dada solamente a los hijos de Israel!
La ley dada en el Monte Sinaí fue dada a Israel, y a ninguna otra nación. De igual manera, ya que los Diez Mandamientos forman parte de esa ley, los Diez Mandamientos también fueron dados solamente a la nación de Israel, junto con el mandamiento de guardar el día de reposo (el día sábado). También vemos que este mandamiento del sábado no le fue ordenado a nadie más antes de este evento. Ya que la ley de Moisés fue dada a los israelitas, los gentiles (gente que no era judía) no tenían la obligación de guardar la ley, a menos que se convertieran a la fe judía. Aún si el antiguo pacto no hubiera sido reemplazado por el nuevo pacto de Cristo, no sería una obligación para los que no fueran judíos. Esta ley no fue diseñada para ellos.
Jeremías, que vivió bajo la ley dada en Sinaí, dijo que esta ley fue temporal y que Dios iba a hacer una Ley Nueva para Su pueblo: “‘Vienen días,’ declara el SEÑOR ‘en que haré con la casa de Israel y con la casa de Judá un nuevo pacto, no como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto’” (Jeremías 31:31-32). La Ley Nueva iba a ser distinta de la antigua. Jeremías habló estas palabras 900 años después de que la ley fue dada, y 600 años antes de que Cristo diera la Ley Nueva. El escritor de Hebreos en el Nuevo Testamento cita este pasaje de Jeremías y lo aplica a Jesucristo, que es “también el mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas. Pues si aquel primer pacto hubiera sido sin defecto, no se hubiera buscado lugar para el segundo” (Hebreos 8:6-13).
Jeremías 31:31-34 también destaca otras diferencias entre la Ley Antigua y la Nueva. La Ley Antigua fue escrita en tablas de piedra, pero la Nueva sería escrita en el corazón del creyente. La Ley Antigua no pudo proveer perdón completo de pecados, pero la Nueva sí. Los Diez Mandamientos fueron parte de esa Ley Antigua. Desde que Jesús murió en la cruz hace 2,000 años, la gente no ha estado obligada a guardar los Diez Mandamientos (Colosenses 2:14). En aquel momento, Cristo dio un “mejor pacto, establecido sobre mejores promesas” (Hebreos 8:6).
¿Qué pasó con el Antiguo Testamento (la Ley Antigua, o Antiguo Pacto)? El Nuevo Testamento nos lo dice: “Cuando Dios dijo: ‘Un nuevo pacto,’ hizo anticuado al primero; y lo que se hace anticuado y envejece, está próximo a desaparecer” (Hebreos 8:13). “Porque ciertamente, queda anulado el mandamiento anterior por ser débil e inútil (pues la Ley nada hizo perfecto)” (Hebreos 7:18-19). “...entonces dijo: ‘he aquí, Yo he venido para hacer Tu voluntad.’ Él quita lo primero para establecer lo segundo” (Hebreos 10:9). “Porque cuando se cambia el sacerdocio, necesariamente ocurre también un cambio de la ley” (Hebreos 7:12). El apóstol Pablo escribió: “...habiendo cancelado el documento de deuda que consistía en decretos contra nosotros y que nos era adverso, y lo ha quitado de en medio, clavándolo en la cruz” (Colosenses 2:14). Pablo también escribió en cuanto a esta Ley Antigua que contenía los Diez Mandamientos: “De manera que la Ley ha venido a ser nuestro guía para conducirnos a Cristo, a fin de que seamos justificados por la fe. Pero ahora que ha venido la fe, ya no estamos bajo el guía” (Gálatas 3:24, 25).
¿Cuándo fue la Ley Antigua quitada de en medio, y cuándo fue dada la Ley Nueva? Esto fue llevado a cabo cuando Cristo derramó Su sangre en la cruz: “Por eso Cristo es el mediador de un nuevo pacto, a fin de que habiendo tenido lugar una muerte para la redención de las transgresiones que se cometieron bajo el primer pacto, los que han sido llamados reciban la promesa de la herencia eterna. Porque donde hay un testamento, necesario es que ocurra la muerte del testador. Pues un testamento es válido sólo en caso de muerte, puesto que no se pone en vigor mientras vive el testador” (Hebreos 9:15-17).
¿Cuál fue el propósito de la Ley Antigua que fue dada a Israel en el Monte Sinaí? Pablo nos da la respuesta: “Entonces, ¿para qué fue dada la Ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniera la descendencia a la cual había sido hecha la promesa, Ley orgque fue promulgada mediante ángeles por mano de un mediador” (Gálatas 3:19). La descendencia es Cristo (Gálatas 3:16). La Ley Antigua, que contenía los Diez Mandamientos, fue dada para guiar a Israel hasta que viniera Cristo. Ya que Cristo ha venido y ha cumplido la ley, Él la ha quitado de en medio. Nos ha dado una Ley Nueva (pacto, testamento). ¡Debemos acudir a esta Ley Nueva para aprender cómo es que Dios quiere que le sirvamos hoy!
Los Diez Mandamientos fueron dados a la nación de Israel en el Monte Sinaí después de su liberación de esclavitud en Egipto (Deuteronomio 4:13; 9:9, 10). Moisés dijo: “El SEÑOR nuestro Dios hizo un pacto con nosotros en Horeb. No hizo el SEÑOR este pacto con nuestros padres, sino con nosotros, con todos aquellos de nosotros que estamos vivos aquí hoy” (Deuteronomio 5:2-3). Esta fue una ley nueva que Dios había dado. No había sido dada a sus antepasados. ¡Fue dada solamente a los hijos de Israel!
La ley dada en el Monte Sinaí fue dada a Israel, y a ninguna otra nación. De igual manera, ya que los Diez Mandamientos forman parte de esa ley, los Diez Mandamientos también fueron dados solamente a la nación de Israel, junto con el mandamiento de guardar el día de reposo (el día sábado). También vemos que este mandamiento del sábado no le fue ordenado a nadie más antes de este evento. Ya que la ley de Moisés fue dada a los israelitas, los gentiles (gente que no era judía) no tenían la obligación de guardar la ley, a menos que se convertieran a la fe judía. Aún si el antiguo pacto no hubiera sido reemplazado por el nuevo pacto de Cristo, no sería una obligación para los que no fueran judíos. Esta ley no fue diseñada para ellos.
Jeremías, que vivió bajo la ley dada en Sinaí, dijo que esta ley fue temporal y que Dios iba a hacer una Ley Nueva para Su pueblo: “‘Vienen días,’ declara el SEÑOR ‘en que haré con la casa de Israel y con la casa de Judá un nuevo pacto, no como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto’” (Jeremías 31:31-32). La Ley Nueva iba a ser distinta de la antigua. Jeremías habló estas palabras 900 años después de que la ley fue dada, y 600 años antes de que Cristo diera la Ley Nueva. El escritor de Hebreos en el Nuevo Testamento cita este pasaje de Jeremías y lo aplica a Jesucristo, que es “también el mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas. Pues si aquel primer pacto hubiera sido sin defecto, no se hubiera buscado lugar para el segundo” (Hebreos 8:6-13).
Jeremías 31:31-34 también destaca otras diferencias entre la Ley Antigua y la Nueva. La Ley Antigua fue escrita en tablas de piedra, pero la Nueva sería escrita en el corazón del creyente. La Ley Antigua no pudo proveer perdón completo de pecados, pero la Nueva sí. Los Diez Mandamientos fueron parte de esa Ley Antigua. Desde que Jesús murió en la cruz hace 2,000 años, la gente no ha estado obligada a guardar los Diez Mandamientos (Colosenses 2:14). En aquel momento, Cristo dio un “mejor pacto, establecido sobre mejores promesas” (Hebreos 8:6).
¿Qué pasó con el Antiguo Testamento (la Ley Antigua, o Antiguo Pacto)? El Nuevo Testamento nos lo dice: “Cuando Dios dijo: ‘Un nuevo pacto,’ hizo anticuado al primero; y lo que se hace anticuado y envejece, está próximo a desaparecer” (Hebreos 8:13). “Porque ciertamente, queda anulado el mandamiento anterior por ser débil e inútil (pues la Ley nada hizo perfecto)” (Hebreos 7:18-19). “...entonces dijo: ‘he aquí, Yo he venido para hacer Tu voluntad.’ Él quita lo primero para establecer lo segundo” (Hebreos 10:9). “Porque cuando se cambia el sacerdocio, necesariamente ocurre también un cambio de la ley” (Hebreos 7:12). El apóstol Pablo escribió: “...habiendo cancelado el documento de deuda que consistía en decretos contra nosotros y que nos era adverso, y lo ha quitado de en medio, clavándolo en la cruz” (Colosenses 2:14). Pablo también escribió en cuanto a esta Ley Antigua que contenía los Diez Mandamientos: “De manera que la Ley ha venido a ser nuestro guía para conducirnos a Cristo, a fin de que seamos justificados por la fe. Pero ahora que ha venido la fe, ya no estamos bajo el guía” (Gálatas 3:24, 25).
¿Cuándo fue la Ley Antigua quitada de en medio, y cuándo fue dada la Ley Nueva? Esto fue llevado a cabo cuando Cristo derramó Su sangre en la cruz: “Por eso Cristo es el mediador de un nuevo pacto, a fin de que habiendo tenido lugar una muerte para la redención de las transgresiones que se cometieron bajo el primer pacto, los que han sido llamados reciban la promesa de la herencia eterna. Porque donde hay un testamento, necesario es que ocurra la muerte del testador. Pues un testamento es válido sólo en caso de muerte, puesto que no se pone en vigor mientras vive el testador” (Hebreos 9:15-17).
¿Cuál fue el propósito de la Ley Antigua que fue dada a Israel en el Monte Sinaí? Pablo nos da la respuesta: “Entonces, ¿para qué fue dada la Ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniera la descendencia a la cual había sido hecha la promesa, Ley orgque fue promulgada mediante ángeles por mano de un mediador” (Gálatas 3:19). La descendencia es Cristo (Gálatas 3:16). La Ley Antigua, que contenía los Diez Mandamientos, fue dada para guiar a Israel hasta que viniera Cristo. Ya que Cristo ha venido y ha cumplido la ley, Él la ha quitado de en medio. Nos ha dado una Ley Nueva (pacto, testamento). ¡Debemos acudir a esta Ley Nueva para aprender cómo es que Dios quiere que le sirvamos hoy!