Muchos de los líderes religiosos en el tiempo de Jesús eran muy orgullosos, y llevaban ropa especial para verse importantes ante los ojos de los hombres. Cuando adoraban a Dios, escogían los primeros asientos, y querían que todos los vieran y los alabaran. Especialmente les gustaba que les llamaran con títulos especiales, tales como “Rabí,” “Preceptor,” y “Padre.”
Jesús condenó a estos hombres orgullosos. Él ordenó así: “Pero ustedes no dejen que los llamen Rabí; porque Uno es su Maestro y todos ustedes son hermanos. Y no llamen a nadie padre suyo en la tierra, porque Uno es su Padre, el que está en los cielos. Ni dejen que los llamen preceptores; porque Uno es su Preceptor, Cristo. Pero el mayor de ustedes será su servidor. Y cualquiera que se engrandece, será humillado, y cualquiera que se humille, será engrandecido” (Mateo 23:8-12).
Muchos predicadores y otros líderes religiosos de hoy actúan igual que los orgullosos escribas y fariseos que fueron condenados por Jesús. A ellos les gusta llevar uniformes u otra ropa especial para destacarse entre los demás creyentes. Quieren que la gente los note. Se creen muy importantes y dignos del honor y alabanza de hombres. Especialmente les gusta llevar títulos religiosos tales como “Pastor,” “Doctor,” y “Padre” para diferenciarse de los otros creyentes. ¡Estas personas vanas son culpables del mismo pecado de los escribas y fariseos! Ellos también son condenados por las mismas palabras del Señor.
A muchos líderes religiosos hoy en día les gusta ser llamado “Doctor.” La palabra “doctor” originalmente se refería a un maestro. Ahora se usa para describir a una persona que es médico, y también puede referirse a una persona que ha logrado un nivel de educación muy alto. Sin embargo, no es un título que se debe usar en la iglesia, ni por predicadores, ancianos, maestros, etc., porque Jesús dijo “no dejen que los llamen Rabí” ni “preceptores,” ambos términos que se refieren a maestros.
“Padre” tampoco es un término que se debe usar como un título especial para un líder. Un hijo tiene el derecho de llamar “padre” a su padre carnal. Pero no es correcto usarlo como un título especial para los líderes religiosos. Jesús dijo: “Uno es su Padre, el que está en los cielos.”
El término “pastor” es una de las palabras más usadas de manera incorrecta en toda la Biblia. La palabra se refiere a alguien que apacenta ovejas. La iglesia del Señor muchas veces se describe como “el rebaño de Dios” (1 Pedro 5:1-4). Según la Biblia, los pastores son los ancianos, o sea los obispos de la iglesia (Véase también Hechos 20:17, 28; Efesios 4:11; Filipenses 1:1; 1 Pedro 5:1-4). El patrón de Dios para Su iglesia es que cada congregación tenga obispos (pastores) que cumplan los requisitos especiales que Él ha dado en Su palabra (Hechos 14:23; 1 Timoteo 3:1-7; Tito 1:5-9). Debe haber una pluralidad de pastores (ancianos, obispos), porque cada vez que se mencionan en el Nuevo Testamento en el contexto de conducir a una congregación, la palabra siempre aparece en plural (Hechos 14:23; Filipenses 1:1, etc.).
Mucha gente confunde el trabajo de los pastores con el de los predicadores y evangelistas. Fíjese en lo que Pablo escribió a la iglesia de Cristo en Éfeso: “Y El dio a algunos el ser apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, a otros pastores y maestros...” (Efesios 4:11). Los evangelistas son predicadores de la
palabra de Dios. Su trabajo es predicar la palabra. “Predica la palabra. Insiste a tiempo y fuera de tiempo. Amonesta, reprende, exhorta con mucha paciencia
e instrucción” (2 Timoteo 4:2). Los ancianos (pastores) solo tienen autoridad sobre la congregación local de la cual son miembros (1 Pedro 5:1-4). Pero un evangelista o puede servir en una sola congregación, o puede ser enviado a establecer nuevas congregaciones. Un evangelista no es pastor (anciano) y no tiene autoridad para gobernar la congregación. Ni “evangelista” ni “pastor” son títulos religiosos. Simplemente describen dos obreros diferentes en la iglesia.
Jesús les dijo a Sus discípulos: “todos ustedes son hermanos.” Es pecado cuando un cristiano se exalta sobre sus hermanos llevando ropa especial para diferenciarse de ellos. También es pecado cuando un cristiano insiste que sea llamado por un título especial como “Rabí,” “Padre,” “Doctor,” o “Pastor.” No es correcto que los obreros en la iglesia insistan en que se reserven asientos especiales para ellos, o que reciban saludos especiales.
Dios es nuestro Padre. Todos los cristianos somos hermanos y hermanas en Jesucristo. Honremos a Dios como nuestro Padre celestial, y a Jesús como
nuestro Maestro. Sirvamos a ellos en humildad y no nos enorgullezcamos, llevando títulos hechos por hombres para exaltarnos. Siempre recordemos la
advertencia de Jesús: “Y cualquiera que se engrandece, será humillado, y cualquiera que se humille, será engrandecido” (Mateo 23:12).
Jesús condenó a estos hombres orgullosos. Él ordenó así: “Pero ustedes no dejen que los llamen Rabí; porque Uno es su Maestro y todos ustedes son hermanos. Y no llamen a nadie padre suyo en la tierra, porque Uno es su Padre, el que está en los cielos. Ni dejen que los llamen preceptores; porque Uno es su Preceptor, Cristo. Pero el mayor de ustedes será su servidor. Y cualquiera que se engrandece, será humillado, y cualquiera que se humille, será engrandecido” (Mateo 23:8-12).
Muchos predicadores y otros líderes religiosos de hoy actúan igual que los orgullosos escribas y fariseos que fueron condenados por Jesús. A ellos les gusta llevar uniformes u otra ropa especial para destacarse entre los demás creyentes. Quieren que la gente los note. Se creen muy importantes y dignos del honor y alabanza de hombres. Especialmente les gusta llevar títulos religiosos tales como “Pastor,” “Doctor,” y “Padre” para diferenciarse de los otros creyentes. ¡Estas personas vanas son culpables del mismo pecado de los escribas y fariseos! Ellos también son condenados por las mismas palabras del Señor.
A muchos líderes religiosos hoy en día les gusta ser llamado “Doctor.” La palabra “doctor” originalmente se refería a un maestro. Ahora se usa para describir a una persona que es médico, y también puede referirse a una persona que ha logrado un nivel de educación muy alto. Sin embargo, no es un título que se debe usar en la iglesia, ni por predicadores, ancianos, maestros, etc., porque Jesús dijo “no dejen que los llamen Rabí” ni “preceptores,” ambos términos que se refieren a maestros.
“Padre” tampoco es un término que se debe usar como un título especial para un líder. Un hijo tiene el derecho de llamar “padre” a su padre carnal. Pero no es correcto usarlo como un título especial para los líderes religiosos. Jesús dijo: “Uno es su Padre, el que está en los cielos.”
El término “pastor” es una de las palabras más usadas de manera incorrecta en toda la Biblia. La palabra se refiere a alguien que apacenta ovejas. La iglesia del Señor muchas veces se describe como “el rebaño de Dios” (1 Pedro 5:1-4). Según la Biblia, los pastores son los ancianos, o sea los obispos de la iglesia (Véase también Hechos 20:17, 28; Efesios 4:11; Filipenses 1:1; 1 Pedro 5:1-4). El patrón de Dios para Su iglesia es que cada congregación tenga obispos (pastores) que cumplan los requisitos especiales que Él ha dado en Su palabra (Hechos 14:23; 1 Timoteo 3:1-7; Tito 1:5-9). Debe haber una pluralidad de pastores (ancianos, obispos), porque cada vez que se mencionan en el Nuevo Testamento en el contexto de conducir a una congregación, la palabra siempre aparece en plural (Hechos 14:23; Filipenses 1:1, etc.).
Mucha gente confunde el trabajo de los pastores con el de los predicadores y evangelistas. Fíjese en lo que Pablo escribió a la iglesia de Cristo en Éfeso: “Y El dio a algunos el ser apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, a otros pastores y maestros...” (Efesios 4:11). Los evangelistas son predicadores de la
palabra de Dios. Su trabajo es predicar la palabra. “Predica la palabra. Insiste a tiempo y fuera de tiempo. Amonesta, reprende, exhorta con mucha paciencia
e instrucción” (2 Timoteo 4:2). Los ancianos (pastores) solo tienen autoridad sobre la congregación local de la cual son miembros (1 Pedro 5:1-4). Pero un evangelista o puede servir en una sola congregación, o puede ser enviado a establecer nuevas congregaciones. Un evangelista no es pastor (anciano) y no tiene autoridad para gobernar la congregación. Ni “evangelista” ni “pastor” son títulos religiosos. Simplemente describen dos obreros diferentes en la iglesia.
Jesús les dijo a Sus discípulos: “todos ustedes son hermanos.” Es pecado cuando un cristiano se exalta sobre sus hermanos llevando ropa especial para diferenciarse de ellos. También es pecado cuando un cristiano insiste que sea llamado por un título especial como “Rabí,” “Padre,” “Doctor,” o “Pastor.” No es correcto que los obreros en la iglesia insistan en que se reserven asientos especiales para ellos, o que reciban saludos especiales.
Dios es nuestro Padre. Todos los cristianos somos hermanos y hermanas en Jesucristo. Honremos a Dios como nuestro Padre celestial, y a Jesús como
nuestro Maestro. Sirvamos a ellos en humildad y no nos enorgullezcamos, llevando títulos hechos por hombres para exaltarnos. Siempre recordemos la
advertencia de Jesús: “Y cualquiera que se engrandece, será humillado, y cualquiera que se humille, será engrandecido” (Mateo 23:12).